YO

Yo.

Suena simple, pero hasta el momento no me había acercado a mi misma. Siempre era otra persona, otras necesidades, otras urgencias y el Yo fue disminuyendo hasta quedar del tamaño de una hormiga.

Lo lindo de todo es encontrarse con ese Yo. Asumir que a veces es más importante comprar un café exquisito que ahorrar plata, porque ese momento de disfrute simplemente lo merece.

Ayer vi la película “Comer, rezar, amar”. Julia Roberts es Liz, una viajera en búsqueda de su “equilibrio espiritual” (una Freddy turbina cualquiera). El punto es que la vi justo en un momento bastante especial de mi vida. Mi película es esta: alrededor todo se desmorona y me he visto forzada a rescatar, acurrucar y acariciar a mi Yo... busco mi “equilibrio” (emocional-mental-físico).

Es tan heavy replantearse todo, darse cuenta y asumir que lo que uno quiere, a veces simplemente no sirve y hay que tomar otros rumbos. Y lo más heavy es asumir que hay personas que te rodean y no son un aporte. Es difícil pero hay que dejarlos atrás, aunque duela, y si nos volvemos a encontrar bien y sino bien también. Estancarse por otros no es la idea y no es sano. Es por eso que he llegado a la conclusión de que no hay que esperar nada de nadie, ni esperar que mágicamente la vida se convierta en la historia que pensamos que tenía que ser. Y todo ha salido mejor, a pesar de los bajones del proceso y los malos ratos, todo ha salido bien. Estoy más entera que nunca, me reencontré con personas y acerque unas nuevas. Todas aportan algo importante: momentos de risa, conversaciones importantes, un helado, silencios, etc.

Creo que jamás había sentido a la vez tantos sentimientos contrapuestos, pero todo ha sido más suma que resta. Vamos que se puede y como la tía Julia R. en la peli, en medio del desequilibrio encontraré el equilibrio (si ella puede, por qué una no? Ah? Jaja).

Video Ad-hoc:

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