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Descargos

Como me volví repetitiva arme un nuevo blog:


(haga click en lo rojo pue!)

Descargos y peladas de cables por el tiempo libre. Me acompaña otra cesante con pensamientos extremos.

Música para escuchar, pero no ver.

A veces me pasa que hay canciones que me gustan, pero al ver el video me carga el artista. Generalmente me pasa con artistas a los que no le creo mucho su parada, onda "me creo rockera y ruda (pero canto pop)" o esos en que no ves a la persona, ves su ego.

Acá va mi lista:

1. Robbie Williams: tiene canciones que me encantan y otras ahí no más. A él definitivamente puedo escucharlo, pero no verlo. Su ego, su pesadez como que me supera.



2. Avril Lavigne: Esta cabra nunca me gustó, de hecho creo que esta es la única canción que me gusta de ella. Es que tiene tan la parada "me creo rockera-rebelde" y después sale con el pelo rosado y encima canta pop. No le compro.




3. Bjork: No sé que es, pero a veces la encuentro bakan y otras como que necesito escucharla no más. Demasiado intensa la cabra esta jaja (oiga, este video es excelente!).



4. Oasis: Me gustan, pero Liam Gallagher me carga. Su actitud de rockstar con el ego en las nubes y que se crea mejor que su hermano no gusta nada nada (además es evidente que su hermano es muchísimo más seco que él).



Esto es como cuando te gusta sólo una parte de una persona, porque el conjunto no va contigo no más.

Doña Cesantía

Con autoridad puedo decir que a esta doña la conozco a fondo (muy a mi pesar).

La historia es la siguiente: salgo del colegio y mis viejos no tienen plata para pagarme una carrera. Tengo un año “sabático-forzado”. Al comienzo suena interesante y hasta divertido, PERO se acaban las vacaciones y te das cuenta que eres la única sin nada que hacer. Este es mi primer acercamiento a doña cesantía.

Salir del colegio y pensar qué hacer, sabiendo que la vida de estudiante se aplaza un año, es todo un tema. Primero está el susto, porque quién va a contratar a una persona que no tiene idea de nada, cero experiencia… ni siquiera entendía qué seria buena o mala paga. Así que hice mi acotado Curriculum Vitae y empecé a enviar a trabajos que me tincaban. Como era chica y no cachaba una del mundo, la perla no quería hacer cualquier cosa. O sea, quería trabajar mínimo en una tienda que me gustara y donde tuviese descuentos jaja

Resulta que lo logré, entre a trabajar en una tienda de ropa “alternativa-chori-estilosa” y estaba muy feliz, después de pasar el asqueroso periodo de entrevistas y estar muerta de susto. Lo que esta pequeña pajarita no sabía es que en la famosa tienda te explotaban a más no poder. Estaba todo el santo día parada, mis compañeras de pega eran unas bitches que se aseguraban a los clientes para ganar la comisión de la venta, por ende daba lo mismo quién los atendía… si los saludabas cuando llegaban, la comisión era tuya. Cuando caché el sistemita, me puse en la entrada y saludaba a medio mundo, evidentemente me odiaron y termine con muchísimas ganas de salir de ahí (era un pollito asustón). Duré como un mes y con suerte.

Segunda pega: el famoso call center. Trabajaba por turnos, era todo por comisión y ganaba una mierda de plata. Para peor todos mis compañeros de trabajo eran estudiantes y los envidiaba un montón.

Luego entré a estudiar Audiovisual y no supe más de pega. No quería saber más. Después terminé mi carrera, feliz y contenta. Hice mi práctica y llegó la hora de la verdad… salir a buscar pega en lo que estudié. Creo que eso es lo que más me aterró. Más que cuando salí del colegio, más que mi año sabático forzado, más que cualquier cosa… me aterró no ser suficientemente buena, después de cuatro años de gran esfuerzo.

Me pase mil rollos: ¿y si lo hago mal? ¿y si en realidad nunca aprendí mucho y afuera es más difícil? ¿y si me tratan mal? ¿ y si…?, etc.

Pero filo, empecé a buscar igual. Sabía que iba a ser difícil, más de alguna vez lo escuché cuando estudiaba, pero jamás de los jamases pensé que sería TAN DIFÍCIL.

Estuve meses sin encontrar nada de nada. Trataba de ver si mis compañeros de carrera estaban con pega y resulta que la mayoría andábamos dando bote por ahí, lo cuál me asustó más. Me entristecí, me enojé, me deprimí, me frustré… todo andaba mal. Más encima mi mejor amiga de la carrera era la única con pega estable y, en honor a la verdad, me hacía sentir peor. No por una cosa de envidia, sino porque siempre estuvimos trabajando a la par y de repente me quedé atrás. Era como la alumna repitente con el Loser estampado en la frente.

No me quedo otra que expander mis horizontes. Me metí a los ya conocidísimos portales de pegas y en un acto desesperado-osado, envíe mi cv a un aviso donde buscaban gente relacionada con el diseño. La patúa pensé “ah si igual sé usar photoshop” jaja

Milagrosamente quedé, después de un mes de entrevista, test psicológicos, etc. La pega era fácil y para variar me pagaban una mierda, pero estaba tan contenta de estar trabajando que me importó poco. Como era un proyecto corto, mi felicidad duró un par de meses y para la casa. Otra vez buscar pega, otra vez los días se hacían eternos.

Vuelta frustración, vuelta rabia, vuelta depre, vuelta todo mal y esta vez sería peor. Pasaron más meses sin encontrar nada.

Entremedio me titulé y “celebré” haber estudiado una carrera que me gustaba, pero que en el fondo la odiaba por lo mismo… como cresta me podía gustar tanto algo que no me daba nada a cambio y que hasta el momento no podía ejercer.

Terminé trabajando en una cuestión nada que ver: atención a clientes. Me quería morir (literalmente). Tenía que atender a viejos apestosos que lo único que hacían era alegar y encima mi jefe era un chanta que no me ayudaba en nada, así que me tenía que bancar el griterío de los clientes solita. Más encima me topé un par de veces con gente de mi práctica o compañeros que si estaban trabajando en el medio y sentía que mi etiqueta de LOSER crecía (así tal cuál, con mayúsculas y todo el show, casi con luces de neón por si alguien no lo notaba). Estuve unos meses hasta que dije basta. Era la peor pega que alguien podía tener y no merecía tal castigo del demonio o de quién fuera (eso pensaba, es que de verdad que fue horrible).

Vuelta a doña cesantía. A esta altura ya era un mal chiste.

De un día para otro me llegó un dato para trabajar en la tevé, así que mandé mi cv sin pensarlo. Pasaron dos semanas y NADA. Pensaba que así sería mi (mala) suerte, hasta que me llamaron y quedé. Era para un reality... así que obligada a sacar los prejuicios y pa delante no más. Debo confesar que jamás en la vida imaginé terminar trabajando en un reality, pero debo confesar también que no la pase mal. Esto de estar en el canal, ver a los famosillos y todo el show era entretenido al comienzo. Nunca se convirtió en una lata, pero ya con el tiempo es como nada.

Como sabrán los realitys duran un tiempito no más, así que volví a la cesantía. Pero ahora me sentía más optimista. Pitutié en un par de cosas, luego el reality de nuevo y luego cesantía otra vez… y aquí estoy. Me tome mis vacaciones, ya mencionada en otro post (I love BsAs), y hace un mes me puse a buscar pega como corresponde.

Actualmente no me cuestiono nada. No me pregunto si seré lo suficientemente buena o no. Entendí que todo se puede aprender, que finalmente lo que pesa es la responsabilidad y compromiso que tengas con la pega que estás haciendo (y tener contactos que te echen una manito de vez en cuando, sobretodo en esta carrera). Sé que no será fácil encontrar pega, pero también sé que soy buena y responsable. Así que intentaré la anhelada pega estable y paralelamente sacar adelante algún proyecto personal.

Me auto-deseo éxito!

Gente linda

Este es un post mamón. Y es que escribiré sobre las cosas lindas de la vida. Será como escuchar el ritmo de una canción de Camera Obscura, recostada en el campo… las flores, el viento… para lo lindo y las cosas lindas que tengo por escribir!! (con cliché y todo incluido. No quiero ni pensar como seré cuando ande enamoradita).

Ayer celebré mi cumpleaños y me di cuenta de lo querida que soy. Asumo que mi vida no anda al 100% en felicidad y que probablemente, definitivamente, quiero más. Pero tener tanta gente bonita rodeándome es lo más.

Lo interesante de las relaciones humanas es cuando el asunto no se convierte en algo mezquino y todas las partes quieren estar sólo porque si (sin buscar nada a cambio). Hace un tiempo cuestionaba esto de las relaciones, sobretodo en el plano laboral dónde el pituto es el que manda y cada persona puede ser un contacto que usar a futuro. Y no falta el espinita traicionero haciendo la pata y que apenas juanita se da vuelta se ponen a pelar. Eso me tenía espantada y tenia especial cuidado de que mis intenciones no fueran tomadas equivocadamente. Eres espinita asumido o no lo eres. Es más sincero conocer a alguien y pedirle ayuda, que falsear una amistad por beneficio propio.

Así que me siento una mujer afortunada. No por nada conservo amistades de cada etapa de mi vida y espero seguir haciéndolo.


Sensible

Hace un tiempo que decidí andar feliz por la vida y he sido muy feliz conmigo misma. No era tarea fácil, pero lo logré. Y a pesar de que hay muchas cosas que no son igual que antes y son penas que se llevan inevitablemente, eso no ha sido un impedimento.

El punto es: hay días en que uno anda más sensible, llorona y tristona (gracias lluvia de febrero). Y he pensando muchas veces ¿qué tanto uno se permite andar llorona? Hay mucha gente que no llora nunca, porque “hay que ser fuerte” o “no mostrar debilidad”. Y hay otros que usan el llanto y la pena como manipulación de situaciones.


(foto)

Lo asumo, yo era de las que no lloraba NUNCA (salvo si se trataba de algún accidente animalezco o película de monitos). El punto es que no me lo permitía, mi cabeza lo asociaba inmediatamente a señal de debilidad. Llegó a un punto tal que exploté y el llanto me vino en forma desmedida. Y claro, fui tildada de loca.

Escuche: “No, esto no es normal. Está loca” y me mandaron al psicólogo de inmediato (hay que mandar al taller de reparación la pieza que falla en la casa, no?).

Y resulta que en la psicóloga descubrí que mi gran problema era no expresar lo que sentía y que cuando intentaba hacerlo, esto era inmediatamente reprimido por mi núcleo más cercano. Crecí así pos y qué le voy hacer, no me daba cuenta. Así que comencé con mi trabajo de “dejar fluir” mis sentimientos. Si tengo que llorar, lo hago y qué. Si tengo que saltar, lo hago y qué.

Y lo más importante: que te importe un carajo lo que opinen los demás. Si no hay nada positivo o constructivo que escuchar… ¡que pase de largo!

El otro extremo es la persona de frentón llorona. Una amiga, que es profe de historia, me contaba que una de sus ex compañeras de universidad lloraba por todo. La mala nota: llanto. Desacuerdo en una opinión: llanto. Los niños del curso que tenia a cargo se portaron mal: llanto (y frente a ellos!). Ser la víctima constante.

Y es ahí donde va mi pequeña tranca: cuando es que pasamos el límite de llanto normal a ser la víctima de todo? (nah que ver, pero que Carrie me salió esto. Atroz).

Porque definitivamente no soy víctima, pero tampoco victimaria.

Víctimas son quienes no son capaces de mirar en ellos mismos y hacerse una autocrítica. Y son victimarios por la misma razón. Finalmente son quienes desean ver una sola parte de la historia o esa parte que convenientemente se acomoda a sus propios intereses.

Aún no tengo claro cuál es el límite, pero cada día reprimo menos. Así que si me convierto en la vieja llorona de la cuadra, pero soy más feliz así… parece que he ahí mi camino.